El arte de las mujeres
- Bisel
- 20 mar 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 abr 2018

A lo largo de la historia, las mujeres se han visto desplazadas a un segundo plano en casi todos los ámbitos de la sociedad y sobre todo, en la vida laboral.
Lo mismo pasa en el mundo del arte.
Hasta principios del siglo XX, las mujeres tenían vedado el acceso a casi todas las escuelas oficiales de arte, por lo que aquellas con la posibilidad de dibujar o pintar lo solían hacer en sus casas, instadas por sus padres y con un profesor particular. Sobre todo en los principios, no podían firmar sus obras, en muchos casos eran las propias quienes pintaban obras que posteriormente serían firmadas por sus maridos o padres.
Películas como Big Eyes (basada en la vida de Margaret Keane) muestran esta triste realidad que llevaba existiendo desde el comienzo hasta finales del siglo XX.

En el arte, las mujeres siempre se han visto como "musas", como la idea estereotipada de la mujer de cada época. Una visión de ella reducida al consumo masculino, una imagen que encaja a la perfección en el deseo patriarcal y que reniega de la mujer como algo que pueda aportar más que simple belleza.
Aunque no han tenido las mismas facilidades a la hora de crear, desde el principio de la historia también han destacado muchas pintoras, y el número de estas se ha ido incrementando con el paso del tiempo.

Artemisia Gentileschi, fue una pintora del siglo XVII excepcional, que consiguió por su talento ser la primera mujer en entrar en la Academia de Bellas Artes de Florencia. En sus obras no sólo pintaba a mujeres desde otra perspectiva (no eran musas), sino que también pintó asesinatos a hombres agresivos por parte de mujeres en un principio vulnerables, como venganza por la violación de la que había sido víctima en años anteriores.
Otras, como Frida Khalo, no sólo pintaron, sino que mostraron y defendieron unas ideas muy innovadoras para su época, los derechos de las mujeres y la libertad sexual, así como apoyar la abolición de las clases y el comunismo.
Frida mostró en sus obras partes trágicas de su vida; su accidente, el dolor por el mismo, la muerte de su hijo, su difícil amor por su marido...Vivió en una relación abusiva de la que consiguió salir y descubrió la libertad femenina; y, aún siguiendo con este (el pintor Diego Rivera), siguió manteniendo su libertad sexual, sus ideas y pensamientos.

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