El arte en la infancia
- Bisel
- 18 ene 2018
- 3 Min. de lectura
El desarrollo artístico en la infancia determina en gran medida el progreso psicológico y social de los niños a lo largo de su niñez y juventud.

Encontrar una actividad que pueda gustar y ser productiva para los más pequeños no siempre es tarea fácil. En los últimos años ha aumentado la demanda de videoconsolas; estas pueden provocar problemas ópticos así como desfavorecer la capacidad de relación social y favorecer un estilo de vida sedentario. Pero, ¿Y si hubiera alguna actividad por la que los niños pudiesen mostrar el mismo grado de atención y favoreciese su salud?
El arte ocupa un espacio fundamental en el desarrollo de toda persona desde los primeros años de vida. Es una herramienta que permite comunicarse, liberar emociones y expresiones a niveles que, de otra forma, sería imposible para ciertos niños. Es un instrumento muy eficaz para aquellos que todavía no hablan o no lo hacen con soltura, ya que les permite plasmar su forma de entender el mundo.
Etapas del desarrollo artístico en la infancia.
A modo simple diremos que; el pequeño comenzará trazando simples garabatos. Estos se dan por dos cuestiones: la primera, el niño en un comienzo no trata de representar la realidad, sólo hace estas formas porque le divierte; y la segunda, todavía no hay una coordinación cerebro-ojo-mano suficiente como para que al tratar de plasmar lo que ve, lo haga con exactitud.

De los 4 a los 7 años, comienza a hacer formas más o menos reconocibles de lo que le rodea. Esta etapa es de gran importancia ya que marca el principio de su comunicación gráfica y vendrá sucedida de la etapa esquemática (hasta los 9 años) donde ya tendrá un patrón definido para representar cada cosa, patrón que no cambiará a no ser que haya alguna experiencia que influya sobre este, y en la que el niño no dibuja lo que ve, sino lo que conoce; es por esto que suelen estar distorsionados en cuanto a tamaño, forma o color. A partir de los 9 y hasta los 12 años, toma conciencia de su mundo real, por lo que ya no le bastan las formas geométricas y esquemáticas anteriores para representarlo.
El arte ayuda al desarrollo psicomotriz de los pequeños
así como al mental, pues entenderán gran cantidad de conceptos (dureza o suavidad, claro u oscuro...). También ayuda a mejorar la concentración, observación y capacidad de decisión. Emocionalmente, permite comprenderle sus limitaciones y aceptarlas. Lleva a la autocrítica, la independencia y la creación propia.

También, al trabajar en grupo, al pedir opinión y ayuda, aprenderá a cooperar y a tener mejores relaciones sociales, que condicionarán su vida adulta.
Justamente por el desarrollo de la capacidad de comprensión, los críos serán más capaces de resolver conflictos y de actuar frente a los problemas de forma más positiva. No hay que olvidar que mediante el trabajo artístico se desarrolla la percepción propia, siendo mejores en observación y agudeza visual que los que no han desarrollado por sí mismos esta percepción.
Es un medio fascinante para organizar ideas y pensamientos.
Entonces, ¿Qué se puede hacer para ayudarles en este ámbito? Los más adultos debemos tratar de proporcionar el material necesario para que lleven a cabo su trabajo plástico. No podemos tratar de censurar sus ideas, tenemos que animarles a dibujar y pintar y hacerles sentir que lo que hacen es importante. De lo contrario, esto crearía en él agobio y frustración.
¿Cuadernos de colorear?
El niño ha de ser libre de plasmar sus propias ideas, sin tener que seguir líneas o colores. El "no salirse de las líneas" solo contribuye a que no pueda avanzar de forma natural, pues le coarta a sólo un tipo de dibujo, un tipo de realidad que quizás no sea capaz de comprender aún.
¡Por esto es mucho más productivo un papel en blanco, lápices y ceras! También puede ayudar el acudir a escuelas o talleres de pintura, donde además de alimentar su desarrollo artístico de forma más personalizada, el pequeño interactuará con otros niños y descubrirá cosas nuevas.
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